Cien años de las sanchinas en San Francisco de Macorís

Publicado en Periodico Camino.-/ “Amor y solidaridad camino de santidad” | Las comunidades sanchinas de los Colegios La Alta­gracia y La Milagrosa, celebraron su primer centenario de llegada, el 10 de mayo del 1915, a San Francisco de Macorís.

En el marco de esta celebración realizaron varias acti­vidades con los estudiantes, egresados, padres y en sentido general con las familias y el pueblo francomaco­risano que siempre las han apoyado en su misión educativa.

Se concluyó con una hermosa Eucaristía de acción de gracias presidida por Mons. Fausto Ramón Mejía Va­llejo, y concelebrada por Mons. Jesús María de Jesús Moya, Mons. Julio César Corniel, Monseñor Rafael Rodríguez, Obispo

de La Vega, y un grupo de sacerdotes allegados a las hermanas, en la Ca­tedral Santa Ana de esta ciudad, el pasado 28 de noviembre. En la misma participaron 100 parejas de esposos, como símbolo de los 100 años, significando la labor que reali­zan las hermanas a favor de la familia; también asistieron religiosas sanchinas y de otras congregaciones; profeso­res, estudiantes, egresados, y miembros de diferentes instituciones.

RESEÑA DE LA FUNDACIÓN DE LAS HCCS EN SAN FRANCISCO DE MACORÍS

El Padre José Francisco Brea, interesado en consolidar la formación cristiana de la niñez y la juventud, de San Francisco de Macorís, soli­citó a Monseñor Adolfo Ale­jandro Nouel la fundación de un Asilo dirigido por las Her­manas de los Pobres Inváli­dos y Niños Pobres en esta localidad.
Con su aprobación llega­ron a la ciudad de San Fran­cisco, las Hermanas: Felici­dad Hernández (Superiora), María del Refugio López, Paz Espaillat y Ángela Gar­cía. Era el 10 de mayo de 1915.

En la terminal de ferro­carril las recibió el padre José Francisco Brea y un grupo de feligreses. Les guardaron una capilla y la asignación de una subvención de $25.00 pesos para sostenimiento de la Co­munidad. A la casa y la capi­lla se le asignó la advoca­ción de Nuestra Señora de la Alta­gracia.

Abrieron una escuela don­de preparaban a las niñas en el estudio de las ciencias hu­ma­nas y las instruían en los conocimientos divinos. Por esto pudo ver el padre Brea con satisfacción que la apertura del asilo había sido una áncora de salvación para los moradores de su feligresía.

El asilo se sostenía en los primeros tiempos con limos­nas y donaciones. Hacia 1919 tuvieron que enfrentar una epidemia que les impidió salir a colectar las acostumbradas limosnas o ayudas de suscripciones, y las autorida­des del Cabildo respondieron aumentándoles la subvención de $25.00 a $50.00.

Para el año 1921 el asilo fue trasladado a la casa de Don Ramón Añil, en la calle del Carmen. Dos años más tarde, Sor Catalina Valverde, Superiora, recibió en dona­ción, del Sr. Manuel de Jesús Bonó, un terreno de 3,441.42 metros cuadrados, ubicado entre las calles Colón, Santa Ana y Restauración.

Con la cooperación solidaria de muchas personas, y el propio esfuerzo, las Her­manas, levantaron un edificio mayor capacidad para el trabajo que debían realizar.

La nueva obra construída sobrepasó el presupuesto y el Estado le asinó una subvención de $300.00. La Superio­ra en ese tiempo, Sor Catalina Valverde, contrajo una enfermedad y debió ser sustituida en el cargo por Sor Nieves Hernández.
Como la población escolar había crecido mucho con la elevación de la ciudad a ca­pital de provincia, como también el aumento de las niñas pobres, hubo que continuar ampliando el edificio.

Por la década del cincuenta, la Superiora, Sor Manuela Rodríguez y la Comunidad vieron la necesidad de reedificar para responder a la de­manda del momento, pero el Ayuntamiento en pleno se opuso al proyecto por ser el asilo una estructura antigua y porque una nueva edifica­ción rompería la armonía de la calle y hasta del barrio.
Para solucionar el problema las autoridades del Cabil­do les donaron un terreno, ubicado a la salida de la ciudad, en la Carretera Macorís.

La inauguración del nuevo edificio se efectuó el 17 de mayo de 1955, fue bendecido por el padre Enrique, y contó con la asistencia de distintas perso­nalidades, entre ellas el Se­cretario de Educación y Bellas Artes Dr. Joaquín Balaguer.

E1 15 de julio del 1955 el Colegio La Altagracia fue trasladado a su nuevo local edificado para este fin, y el Internado La Milagrosa con los cursos de primera ense­ñanza. A partir de esta fecha funcionaba como mixta. El nombre de La Milagro­sa está relacionado con un temblor de tierra que azotó la ciudad por esta fecha, del que el edificio del Internado salió providencialmente ileso.

En la década del 60 res­pondiendo a nuevas necesidades de la población, en este plantel se crea un pequeño taller donde se imparten cla­ses de corte y confección, manualidades y posteriormente se agregaron los cursos de repostería, belleza, ta­picería y culinaria.
En 1969 las Hermanas asumieron la administración y algunos servicios directos a los enfermos, labor pastoral y atención al laboratorio del Centro Medico Dr.Ovalle, de San Fco. de Macorís. Des­pués de algunos años de servicio abnegado la Congrega­ción decidió entregar esta responsabilidad para responder a otras exigencias

Las Hermanas de la Cari­dad del Cardenal Sancha en San Francisco de Macorís, ade­más de la labor educativa, mantienen una activa labor catequética en la cual inclu­yen al alumnado, así como en la participación en las celebraciones de la liturgia parroquial. Acogen niñas internas que vienen de otros lugares.

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