Ratifica su fidelidad, sacerdote para siempre
Diác. Dionicio Núñez | San Francisco de Macorís.- La llegada de los treinta y cinco años de vida sacerdotal del padre Oscar Peña, Vicario de Pastoral de esta Diócesis y párroco San Pablo Apóstol de esta ciudad, ha despertado en los feligreses una desbordante alegría, llevándolos a organizar diversas actividades tanto en la parroquia como en la comunidad de Las Gordas, de donde es oriundo.
El padre Oscar es una persona con gran sentido de valoración el ser humano. Humilde, sencillo y creativo. Fue ordenado por el Nuncio Apostólico Giovanni Gravelli, con la presencia de Monseñor Nicolás de Jesús López Rodríguez, entonces Obispo de San Francisco de Macorís.
Paulino Peña Paredes (Oscar) nació el 13 de julio de 1949, fruto del amor de Rosario Peña (Sarito) y Adela Paredes (Doña Nena). Sus hermanos son Francisco, Celeste, Pedro Pablo, Aminta, Lucila, Hilaria, Marino y Modesto, y dos nietas de sus padres que fueron acogidas y amadas como hermanas menores, Thelma Altagracia y Maribel.
Fue bautizado el 3 de Mayo de 1950 por el padre Alfredo Lambert, msc.
La Escuela Básica Las Gordas, hoy Luis Enrique Augusto Yangüela Gómez, fue el nido académico para que el Padre diera los primeros pasos de la educación formal.
La oración, sencillez y vivir con alegría en el servicio de Cristo, es donde radica el éxito de su ministerio. Ingresó al Seminario Menor Santo Cura de Ars, en el 1969, a la edad de 20 años. Fue su rector el Padre Francisco Almonte. Sus estudios de filosofía y teología los cursó en el Seminario Mayor Santo Tomás de Aquino. Ha realizado estudios y Congresos en Pastoral y Catequesis, en el Instituto Teológico y Pastoral para América Latina, en Medellín, Colombia y Lima, Perú.
El día más esperado por él fue el 18 de octubre de 1980, día de su ordenación.
Ha prestado servicio en la Parroquia Santa María Reyna, de la comunidad de Payita, que en ese tiempo comprendía el territorio de Las Gordas, comunidad en la que nació. Ahí estaban los patios donde jugó béisbol y la escuela que le sirvió de escenario para sus muestras de dinamismo, creatividad y hacer amigos.
TIERRA ALEGRE Y DE CULTURA
En su pequeña capilla el joven Oscar Peña recibió su primera etapa de catequesis, por Apolinar Bretón, un laico que venía desde La Vega, acompañando al seminarista, hoy Arzobispo de Santiago de Los Caballeros, Monseñor Freddy Bretón.
De igual forma, en su tierra de verdes arrozales y de gente para quienes él es su muchacho o su sacerdote, dependiendo de la generación, Oscar inició su labor evangelizadora como catequista de niños y niñas. Como seminarista, etapa que el hoy Vicario Diocesano de la Diócesis de San Francisco de Macorís, confiesa haber vivido alegre y a plenitud, prestó servicio en las parroquias Inmaculada Concepción, de Oviedo, Barahona, María Madre de la Iglesia, en San Francisco de Macorís, Santísima Trinidad, Nagua, en Bonao y en el pueblo de La Victoria, Santo Domingo, entre otros.
En su primera década como sacerdote, además de Santa María Reyna, transitó las venas pastorales del cuerpo de esta Iglesia peregrina en las parroquias de Cabrera, Río San Juan, Pimentel y Las Guáranas. En los años 90 regresó a Cabrera y Payita a coordinar un grupo de Diáconos Transitorios, entre ellos, Andrés Hernández, Perfecto Semo y Freddy De la Cruz, y el sacerdote Luis Duarte.
Su fórmula de juventud ha estado en renovarse con cada pastoral en la que le ha tocado trabajar: Juvenil, familiar, vocacional, penitencial, y social. Vive de colores y es abanderado del servicio social. Su mayor preocupación es ver tanta gente pobre, aunque falla en su convicción de pensar que no puede socorrerlos, pues sus manos abiertas están allí donde hombres y mujeres tienen mayor necesidad de sus ganas de vivir, donde falta la esperanza y la alegría por ausencia de recursos o por no saber de Dios.
No conoce las diferencias entre clases sociales, sino el deber de llevar a toda la humanidad los valores del Reino.
El respeto a los derechos de los demás y la admiración por lo que han sido las normas de convivencia que practica, pues el único liderazgo que busca asumir es el de ayudar a las personas a encontrarse con Jesús. Se manifiesta esto en las opiniones sobre estilos de vida distintos a la suya. De los protestantes, dice que son hermanos separados que respeta, y sobre la política afirma que es un arte, a la vez que aconseja a quienes incursionan en ella a que actúen según los parámetros morales y éticos, que deben caracterizar a un buen ser humano.
En su corazón tiene cicatrices de manifestación de amor, personas que han estampado sus nombres imborrables. Mamá y Papá, las personas más importantes de su vida y la experiencia más difícil fue perderlos. El padre Alfredo Lambert, msc, fue su mayor influencia, para ser sacerdote. Sus modelos a seguir han sido Monseñor Fausto Mejía, el padre Benito Ángeles y el padre Lorenzo Vargas.
SU LEGADO SACERDOTAL
Su orgullo es que en cada una de las parroquias donde le ha tocado estar, han surgido vocaciones hacia la vida consagrada.
A los sacerdotes más jóvenes, les dice que vivan con alegría su ministerio, y que sean fieles a este regalo del Padre Celestial.
Dirección: C/ Santa Ana Esq. Mella Teléfono: 809-588-2121 Fax: 809-588-4466